Peace for the Middle East: a Pastoral Letter by the Joint Commission

Peace for the Middle East: a Pastoral Letter by the Joint Commission

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“Then an angel of the Lord said to Philip, ‘Get up and go towards the south to the road that goes down from Jerusalem to Gaza.’ (This is a wilderness road.)” (Acts 8:26)

The delegates of the Joint Commission, composed of the Christian Church (Disciples of Christ) in Puerto Rico and the Christian Church (Disciples of Christ) in the United States and Canada, met from October 16 to 17, 2023, in the city of Indianapolis, Indiana. In it, we discussed issues concerning the unity and mission between both churches and the concerns and challenges. We shared work perspectives concerning our communities of faith and overseas. Given the recent escalation of violence in the Middle East, we decided, by unanimous vote, to express ourselves about it.

Almost a month ago, we witnessed horrific attacks on Israelis by Hamas, including the killing of people, the launching of thousands of missiles, and the taking and holding of hostages, most of whom are still held, and many of whose well-being cannot be determined. We are deeply troubled by these acts and pray for the victims’ families, as well as for the people who were taken, that they may be released unharmed.

Since then, we have watched as Israel has unleashed a barrage of airstrikes on the Palestinian people of Gaza; a denial of the delivery of food and water, medical supplies, and fuel; the displacement of a million Palestinians from their homes and communities; the amassing of military units prepared for a ground invasion; and the allowance of only a paltry supply of humanitarian aid to enter – not enough for the population of Gaza.

As the number of deaths and injuries rises in the thousands and the ranks of displaced people increase, we lament that violence and war have again become the chosen approach to address tension, conflict, and suffering. We know there is a better, more peaceful, and more just way. We understand that this is not the will of God, and pray to God – as we sing in the hymn – to “cure your children’s warring madness; bend our pride to your control.”

The way to Gaza today is still a wilderness road, separated as it is from other centers of Palestinian life – the West Bank, East Jerusalem, and beyond. It has been cut off by a blockade for sixteen years, creating an isolated and contained space where more than 2 million Palestinians live, most of whom are refugees from previous wars.

As we seek God’s justice in the Middle East – for Jews, Christians, Muslims, Israelis, and Palestinians – we affirm that halting the current violence with a cease-fire and providing some humanitarian relief is necessary but not enough. The core issues of the Israeli-Palestinian conflict must be addressed for there to be justice. The dispute centers on issues of rights, land, and resources. We affirm that it is not a religious conflict, although we know religion is inherently part of the context. But our faith is a source of goodness where we draw strength, motivation, and inspiration to work for justice and peace.

When Philip heard what the Ethiopian eunuch was reading on that Gaza road, he recognized the words of the prophet Isaiah, “Like a sheep he was led to the slaughter, and like a lamb silent before its shearer, so he does not open his mouth. In his humiliation, justice was denied him.” Philip proclaimed the good news of Christ to the Ethiopian, and he believed. The world’s powers could not overcome God’s power to offer hope to generations. We carry that hope with us, even amid such devastating violence, and we draw on that hope to act today in the tragedy of war.

We echo the words of the Patriarchs and Heads of Churches of Jerusalem, offering our prayers and support, which remain steadfast, and raising up our collective voices “as an impassioned chorus, calling for justice, peace, and the cessation of the suffering that has descended upon the people of Gaza, particularly those who are the most vulnerable.” May it be so.

THE JOINT COMMISSION

For the Christian Church (Disciples of Christ) in Puerto RicoFor the Christian Church (Disciples of Christ) in the United States and Canada
Rev. Hilda E. Robles, General PastorRev. Teresa “Terri” Hord Owens, General Minister and President
Mr. Leslie Camacho, ModeratorRev. LaMarco Cable, President, Disciples Overseas
Ministries
Rev. Luis Felipe Ramos, Assistant Pastor Christian Education and EvangelizationRev. Chris Dorsey, President, Disciples Home Missions
Rev. Dr. Sary Nitza Rosario, Assistant Pastor Family and Ministerial CareRev. Lori Tapia, National Pastor for Hispanic Ministries

Carta Pastoral de la Comisión Conjunta en torno al Conflicto en Medio Oriente

“Entonces un ángel del Señor dijo a Felipe: ‘Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza.’ (Este es un camino desierto)” (Hechos 8:26)

Los delegados de la Comisión Conjunta, compuesta por la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Puerto Rico y la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en los Estados Unidos y Canadá estuvimos reunidos del 16 al 17 de octubre de 2023 en la ciudad de Indianápolis, Indiana. En la misma discutimos asuntos concernientes a la unidad y misión entre ambas iglesias, así como las preocupaciones, desafíos y perspectivas comunes de trabajo tanto en relación con nuestras comunidades de fe como allende los mares.

Ante la escalada de violencia acaecida reciente en el Medio Oriente, decidimos, por votación unánime, expresarnos en torno a la misma. Hace casi un mes fuimos testigos de horribles ataques contra israelíes por parte de Hamás, incluyendo la matanza de personas, el lanzamiento de miles de misiles y la toma y retención de rehenes. En el caso particular de los rehenes, la mayoría de ellos están detenidos y de muchos se desconoce su situación y bienestar. Estamos profundamente consternados por estos actos y oramos por las familias de las víctimas, así como por las personas que fueron secuestradas, para que puedan ser liberadas de forma ilesa.

Desde entonces, hemos visto cómo Israel ha desatado una andanada de ataques aéreos contra el pueblo palestino de Gaza; la denegación de entrega de alimentos y agua, suministros médicos y combustible; el desplazamiento de un millón de palestinos de sus hoga res y comunidades; la acumulación de unidades militares preparadas para una invasión terrestre; y la autorización para la entrada de sólo una cantidad insignificante de ayuda humanitaria, insuficiente para la población de Gaza.

A medida que el número de muertos y heridos aumenta por miles y aumentan las filas de personas
desplazadas, lamentamos que la violencia y la guerra se hayan convertido nuevamente en el enfoque elegido para abordar la tensión, el conflicto y el sufrimiento. Sabemos que hay una manera mejor, más pacífica y más justa para ello . Sabemos que esta no es la voluntad de Dios y oramos a Dios como cantamos en el himno para que “ quite (nuestra) bélica locura, (y) Vuel(que) nuestra altivez El camino hacia Gaza hoy sigue siendo un camino desierto, separado como está de otros centros de la vida palestina: Cisjordania, Jerusalén Oriental y más allá. Ha estado aislad o por un bloqueo durante dieciséis años, creando un espacio aislado y contenido donde viven más de 2 millones de palestinos, la mayoría de los cuales son refugiados de guerras anteriores.

Mientras buscamos la justicia de Dios en el Medio Oriente para judíos, cristianos y musulmanes; Israelíes y palestinos: afirmamos que detener la violencia actual con un alto el fuego y proporcionar cierta ayuda humanitaria es necesario, pero no suficiente . Para que haya justicia deben abordarse las cuestiones centrales del conflicto palestino israelí. El conflicto se centra en cuestiones de derechos, tierras y recursos. Afirmamos que no se trata de un conflicto religioso, aunque sabemos que la religión es inherentemente parte del contexto. Pero nuestra fe es una fuente de bondad de la que sacamos fuerza, motivación e inspiración para trabajar por la justicia y la paz.

Cuando Felipe escuchó lo que el eunuco etíope estaba leyendo en ese camino a Gaza, reconoció las palabras del profeta Isaías: “Como oveja fue llevado al matadero, y como cordero silencioso ante el que lo trasquila, así no abre su boca. En su humillación se le negó la justicia”. Felipe proclamó la buena nueva de Cristo al etíope, y éste creyó. Los poderes del mundo no pudieron vencer el poder de Dios para ofrecer esperanza a las generaciones. Llevamos esa esperanza con nosotros, incluso en medio de una viole ncia tan devastadora, y aprovechamos esa esperanza para actuar hoy en medio de la tragedia de la guerra.

Nos hacemos eco de las palabras de los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén, ofreciendo nuestras oraciones y apoyo, que se mantienen firmes, y elevando nuestras voces colectivas “como un coro apasionado, pidiendo justicia, paz y el cese del sufr imiento que ha descendido sobre el pueblo de Gaza, particularmente sobre aquellos que son más vulnerables ”. Que así.

LA COMISIÓN CONJUNTA

Por la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Puerto RicoPor la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Estados Unidos y Canadá
Rvda. Hilda E. Robles, Pastora GeneralRev. Teresa “Terri” Hord Owens, Ministra General y Presidenta
Sr. Leslie Camacho, ModeradorRev. LaMarco Cable, Presidente, Ministerios de
Ultramar Discípulos
Rvdo. Luis Felipe Ramos, Pastor Asistente Educación Cristiana y EvangelizaciónRev. Chris Dorsey, Presidente, Ministerios Domésticos Discípulos
Rvda. Dra. Sary Nitza Rosario, Pastora Asistente Familia y Cuidado MinisterialRev. Lori Tapia, Pastoral Nacional para Ministerios Hispanos