Lecciones Aprendidas por las Comunidades de Fe en Solidaridad con el Proceso de Paz en Guatemala

Lecciones Aprendidas por las Comunidades de Fe en Solidaridad con el Proceso de Paz en Guatemala

Cada conflicto es distinto, por su puesto, pero hay algunas lecciones generales para aprender de la experiencia Guatemalteca que quizás aplique a otros conflictos manifestados en otras escenas culturales en que la religión y actores religiosos juegan un papel, tales como:

Cada conflicto es distinto, por su puesto, pero hay algunas lecciones generales para aprender de la experiencia Guatemalteca que quizás aplique a otros conflictos manifestados en otras escenas culturales en que la religión y actores religiosos juegan un papel, tales como:

  1. La lucha por la paz pertenece a aquellas y aquellos que están afectados directamente. La gente en la lucha conoce mejor su historia y su vida propia. Son ellas y ellos quienes han sufrido, es su futuro que está en peligro. Los/las de afuera, religiosos o secular, por buen intencionados, pueden al menos escuchar y aprender, ser sensibles culturalmente, animar, y apoyar. El papel de la comunidad solidaria de afuera es importante pero es un papel secundario al papel de la comunidad afectada directamente.
  2. Establecer y mantener la confianza es la base para el arbitraje exitoso. Suena fácil pero no lo es, especialmente para las personas que han experimentado repetidas veces la falta de cumplir promesas y la indiferencia a los acuerdosconfiar no es instantáneo o fácil. Necesita ser construido “en el suelo” por compromisos mostrados a largo plazo para el bienestar de la comunidad en conflicto. Establecer confianza, o convenio, pertenece al llamamiento especial de las comunidades de fe.
  3. La necesidad a ser veraz y transparente es importantísima. Cualquier abuso de confianza tendrá consecuencias negativas. La integridad y la constancia se prueban repetidas veces. Hay que estar preparado para hablar la misma verdad a todos lados y de honrar las promesas que se han hecho.
  4. Es importante a saber los límites de su papel como compañero/a en solidaridad exterior. El papel de los grupos de fe, por lo general, es de facilitar, no de negociar. La importancia primaria es la habilidad de juntar los grupos en conflicto para aclarar asuntos e iniciar medidas que pueden establecer confianza. Comunidades de fe son también capaces de acompañar un proceso, animando los partidos en conflicto y manteniendo la honestidad entre los mismos. 
  5. Es esencial estar dispuesto a afirmar y trascender su propia tradición de fe. Esto es difícil para las comunidades de fe que pretenden conocer y poseer la verdad absoluta. Personas implicadas en el conflicto, o personas que buscan a arbitrar el conflicto, tendrán poca oportunidad de éxito si su reclamo a la verdad es tan exclusiva o fundamentalista que no permite verdad en el otro. Comunidades de fe están llamadas a afirmar la sustancia religiosa en y por las varias formas culturales que dan expresión a las varias tradiciones.
  6. Individuos y grupos envueltos en mediación deben evitar tomar crédito o llamar la atención. Aunque todas las organizaciones no-gobermentales (ONGs), incluyendo las que son de fe, necesitan presentar informes a sus constituyentes, esta necesidad no debe traducirse en la auto-alabanza pública o aparente éxito de un esfuerzo pacificador. . Cuando una ONG busca tomar crédito públicamente, la eficacia de esa organización disminuye. Otra vez, la propiedad del proceso pertenece antes que nada a los que están involucrados directamente en los niveles locales, nacionales e internacionales.
  7. La habilidad de compartir recursos con otros grupos e individuos es bueno y eficaz. La mayoría de las organizaciones guardan sus recursos económicos y no-económicos muy cerca de sí. Sin embargo, los que están dispuestos a compartir dinero y personal, tiempo y conocimientos desinteresadamente con con otros serán más efectivos en alcanzar sus metas. Esto de ninguna manera viola la importancia de responsabilidad fiscal y contabilidad transparente. Al contrario, es una señal de ser buen mayordomo en servicio del bien común.
  8. Las comunidades de fe están equipadas para el trabajo de reconciliación, sanidad y la edificación de una nación. Existe en el corazón de la mayoría de las comunidades de fe el deseo de vencer la enajenación con la reconciliación, de traer sanidad a través de la verdad, la confesión y aceptación mutua. Esto es un recurso poderoso que se puede acercar grupos que han experimentado conflictos muy amargos. Comunidades de fe tienen que estar preparadas para ayudar a establecer las estructuras y prácticas que permiten y hacen posible la sanidad y el desarrollo culturalmente sensible. 
  9. Las comunidades de fe comparten un compromiso común a la armonía social basada en la justicia. Aunque la mayoría de las comunidades de fe están determinadas a agotar los medios no-violentos para producir resoluciones pacíficas, esto no debe traducirse como tolerancia por paz a cualquier precio. “Paz” entre grupos desiguales no es paz. Las comunidades de fe tienen que trabajar por la paz verdadera que está presente cuando todos los miembros de la sociedad tienen acceso a recursos y oportunidades.
  10. Las comunidades de fe deben que estar dispuestas a tomar riesgos. Esto no es un lema piadoso sino indica una disposición a entrar en el espacio público y hacer contactos considerados poco convencional o aún peligrosos. Comunidades de fe, como iglesias u ONGs motivadas por una convicción religiosa, que consideran su papel es limitado a la vida privada del individuo no preparadazo apropiadas para este trabajo. Debe existir también una disponibilidad por parte de los compañeros exteriores a estar en solidaridad y de tratar y fallar.

 

Usado sin permiso de la presentación por Paul Wee “Religiones colaboran por la paz: El modelo guatemalteco” en el Consejo para un Parlamento Mundial de las Religiones, Barcelona, España, 13 de julio de 2,004. Dr. Wee – anteriormente Secretario General por los Ministerios Mundiales Luteranos y Asesor Secretario General por Asuntos Internacionales y DD.HH. de la Federación Mundial Luterana – apoyó en arbitrar los Acuerdos de Paz de Guatemala de 1,996 empezando con las rondas en Oslo en 1,990. Traducido (y responsable por todos errores lingüísticos) por Garry Sparks y Elizabeth Carrasquillo.